¿Estamos perdiendo los
valores?
Jóvenes sin educación, dejadez política,
egoísmo…Visto así es para sentir vergüenza de nuestra sociedad. Sin embargo,
¿es real esa imagen?
La ley dice que no te saltes un semáforo en
rojo, pero nada de ser amable y ceder el paso en un atasco. Sin embargo, un
gesto así puede hacer más fluido el tráfico o evitar un choque. Así que no
basta con que enseñemos a cumplir la ley. Para tener una sociedad “sana”, la
educación en valores es fundamental y es ahí donde tenemos un arduo trabajo los
educadores sociales.
Dé dónde vienen
Siempre hemos considerado algunas cosas
valiosas: libertad, riqueza, honestidad, igualdad, belleza, etc. Sobre esos
valores se organizan los individuos de una comunidad. Sin embargo, el orden de
importancia ha variado a lo largo de los siglos.
Cuántas veces no habremos oído aquello de
“en mis tiempos…” con un comentario negativo a cómo va ahora el país. Rara vez
miramos con objetividad el pasado, puesto que la añoranza borra los peores
momentos y nos deja un recuerdo suavizado. ¿Será por eso que a algunos les
parece que hoy se han perdido los valores?
Lo que ha cambiado
Para Javier Elzo, catedrático de Sociología
de la Universidad de Deusto, la respuesta es así: “Los valores no se pierden, sino que cambian y quien dice que se
pierden es simplemente porque cree que ese cambio de valores es a peor”.
Pero, ¿cuáles han cambiado? Elzo enumera algunas líneas genéricas:
- El culto: Hemos pasado de una sociedad de culto
al espíritu (que tanto podía ser el religioso o el patriótico) a una de
culto al cuerpo. Hay menos asistencia a las iglesias y ha proliferado otro
tipo de negocios, como los gimnasios…
- La autoridad: la actual forma de educar es más
laxa. Se ha pasado de una sociedad que venía del autoritarismo a otra en
la que con frecuencia se ve el “dejar hacer”. Algunos padres, como
reacción a haber sufrido exceso de rigidez, han intentado evitar al máximo
que se les acuse de padres dictatoriales. Según Elzo ahí nos hemos
equivocado, tanto la familia, como el sistema educativo.
- La familia: Ha habido una transformación brutal
del modelo dominante de familia española. La patriarcal se ha transformado
con una incorporación de la mujer al mundo laboral. Hemos pasado de que la
mujer sea el ama de casa, a una situación más igualitaria de la mujer con
respecto al hombre. Aunque, bien es cierto que aún nos queda mucho trabajo
por delante para eliminar los brotes de violencia machista que impregnan
nuestra sociedad. Además, con la desaparición del antiguo modelo familiar
también lo ha hecho la relación de vecindad. Nos hemos aislado y hemos
creado una sociedad de inseguridad. Ya no te fías y los padres inculcan a
sus hijos el ser temerosos y apocados. Quieres que te protejan, y así casi
el 36% de la población justificaría la pena de muerte, según el estudio
“Valores sociales y drogas 2010”.
Aprender a enseñar
La familia ha dejado de ser la
principal transmisora de valores y en su lugar, se ha dejado la tarea en manos
de la escuela.
Hemos creado una sociedad de
leyes, imponiendo normas por todo y así no se educa. Como educadores sociales
debemos trabajar y fomentar la educación desde la libertad: Hace falta poner
límites pero para marcar el camino, no con cubículos aislados y estancos. No se
educa diciendo “esto no, aún eres pequeño, ya lo harás de mayor”, porque
entonces el niño piensa que si lo hace y no le pillan es que ya se ha hecho
mayor. Y así, por ejemplo, ves como los jóvenes empiezan a beber antes de los
dieciocho años.
Las nuevas vías
Los valores te los enseñan,
pero también los aprendes con la vida. Tú eres el que debes decidir cuáles son
importantes para lograr una convivencia más justa y equitativa.
Vivir con valores no es
difícil, aunque requiere cierto esfuerzo y perseverancia. Basta que antes de
cada acción pensemos en el impacto que tendrá y lo evitemos si creemos que
resulta negativa para la convivencia. El problema es, que es más fácil decir que hacer,
“es necesario volver a una educación en
el respeto, en el esfuerzo, en empatizar, ponerse en le lugar del otro y en
ayudar a quien los necesita, cosas que parecen no estar de moda”,
recomienda Arturo Canalda, Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.
La ayuda de la crisis
En este sentido, la crisis
puede haber supuesto una importante lección. Los jóvenes hemos vivido una etapa
de bonanza en la que no nos privábamos de un capricho, los problemas de empleo
pueden ayudar a generar una nueva conciencia y un mayor compromiso por nuestra
parte.
Puede que esto sea una vía
abierta hacia una educación del gasto más racional y el cultivo del esfuerzo
para conseguir metas.
Cosas que no cambian
Curiosamente, en medio de estos
cambios de orientación social hay otros valores por los que no pasan ni los
años ni la crisis, y que siguen siendo tan importantes ahora como hace medio
siglo.
·
El nexo familiar: según una encuesta del 2011 realizada por
el INE, los valores familiares están a la cabeza de lo importante para los
españoles, con una puntuación de 9.4 sobre 10.
·
La pasión por el fútbol: los periódicos deportivos siguen siendo
los más vendidos y este deporte es el que más pasiones levanta. Pero curioso
dato, su visión no se pone en práctica, los jóvenes colocan el hacer deporte en
le décimo puesto de las actividades que dicen realizar.
·
El interés político: la sociedad no está más despolitizada, una
prueba clara de esto es el 15-M, ya que
en la sociedad española no se veía una efervescencia social de tal magnitud desde la Transición
·
El Estado del Bienestar: según un estudio sociológico de la
universidad de Deusto, el español busca “un
individualismo placentero y protegido”. Luchará por su libertad individual,
pero quiere cerca a la Seguridad Social y a la policía ante cualquier problema
de salud o seguridad
No hay sistema perfecto
Una sociedad se compone de muchos elementos
e intervienen muchos factores. No podemos juzgar a todos por un solo rasgo. Por
ejemplo Finlandia tiene muchísimo mejor nivel educativo y una encomiable
disciplina. Pero la tasa de suicidios entre escolares es también muy superior a
la española. Entonces, ¿Dónde nos gustaría que viviesen nuestros hijos?
El problema es que se habla mucho de
derechos y poco de responsabilidades. Además, se ha producido en la sociedad
una “normalización” de la violencia. No sólo contra las mujeres, también a los
educadores, profesorado, personal sanitario, personas mayores… Como dice la
famosa frase “EL TRANSIGIR DEMASIADO ES EL PRINCIPIO DE LA TIRANÍA Y EL FIN DE
LA PEDAGOGÍA”
¡ FUTUR@S EDUCADOR@S SOCIALES UN
DURO TRABAJO NOS ESPERA POR DELANTE…, COMENZEMOS A CIMENTARLO… !
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