CRITICA
Ceguera emocional
Ceguera emocional
La ópera prima del director canario Roberto Pérez Toledo es una
película realizada con gusto, estilo y de una manera muy honesta, que lejos de
dramatizar o ensañarse con las complicadas vidas de los personajes que pueblan
su historia, toca todos sus temas de la forma más natural y realista posible,
sin olvidarse nunca de que el drama y el humor son dos elementos indisociables
en la vida de cualquier ser humano.
Así, nos presenta a Emma, interpretada por una cada día mejor y más
encantadora Verónica Echegui, en un papel lleno de capas y que el
director se encarga de construir de forma maravillosa. Una mujer dinámica,
fuerte e independiente pero necesitada también de su propio consuelo, segura de
sí misma pero llena a su vez de grandes miedos, que odia que sientan pena por
ella, que vean sus puntos débiles y que utiliza su mordacidad para levantar con
ella una barrera que le impide ser capaz de dejar entrar el amor en su vida. No
es la única con problemas de comunicación emocional, sus dos compañeros de
reparto la siguen de cerca, cada uno de ellos atenazado por su cobardía
particular. Por un lado tenemos a Alex García, que interpreta a un
psicólogo que no es lo que parece, incapaz de enfrentarse a su vida y tomar las
riendas de la misma para poder cambiarla y por lo tanto estancado en una
situación que le impide moverse hacia adelante; y por el otro está Fernando
Tielve, amigo y vecino de la protagonista, que no es capaz de expresar sus
sentimientos hacia Emma con palabras, mientras se conforma con cuidarla y
observarla desde un segundo plano. El resto del reparto está estupendo, cada
uno de ellos con una pequeña parcela para dejar que conozcamos a sus personajes
y hacerse querer, y enormes son todas y cada una de las sesiones de terapia a
las que acude Emma, en las que comparte sus miedos, esperanzas, risas y lágrimas
con un grupo de personas tan asustadas ante la vida como ella, quienes
encuentran consuelo y unidad en el grupo y demostrando además, que la
incapacidad para comunicarse o querer no depende de poder ver, caminar u oir,
sino única y exclusivamente de saber expresar y sentir. Así, la cinta nos
quiere mostrar como sin inteligencia emocional es un poco más difícil conseguir
ser felices y tener una vida tan satisfactoria como cada uno desee, mientras
nos empeñamos en seguir anclados en unas limitaciones que nosotros mismos nos
imponemos y que nos inmovilizan por completo.
La película es, además, muy divertida, con un guión del propio Pérez
Toledo y Peter Andermatt lleno momentos de mala leche, con un humor
punzante pero que nunca llega a ser grotesco y sabiendo de esta manera como
rebajar el tono dramático que podría haber adquirido de no tener estas
pinceladas de ingenio. Aun así, la cinta tiene sus momentos en los que el drama
de los personajes asoma, aunque siempre muestra la dureza de tener una
discapacidad sin ahondar en la herida, tratando el tema de una forma natural y
resaltando por encima de todo, que una persona es algo más que las piernas que
le permiten andar o los ojos que le dejan ver.
Seis puntos sobre Emma, es un cuento lleno de vitalidad, sobre el
amor y nuestra incapacidad para mostrarlo. Un drama de personajes que se
preocupa por profundizar en los mismos, mientras inunda su metraje de una serie
de sentimientos que reconocemos a la perfección y que forman parte de nuestras
propias vidas, porque quien no haya sufrido de discapacidad emocional alguna
vez, ya puede ir tirando la primera piedra.
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