La presencia de
los coches ha “desalojado” prácticamente a los niños de la calle como sitio
natural de juego, y los parques por regla general son espacios abiertos e
inadaptados, creados no para el disfrute de los niños sino para la tranquilidad
y visibilidad de los padres; además los parques de nueva construcción están pensados para el máximo aprovechamiento del espacio de las ciudades y
no para el disfrute de los niños, al ser tan pequeños y encontrarse tan cerca
de la calzada.
Haciendo
referencia al texto Jane Jacobs, Muerte y
vida en las grandes ciudades, nosotros como educadores sociales tenemos que
hacer desaparecer esa “mirada negativa” con respecto a la calle y los parques
como lugar malo para que los niños puedan jugar solos y que aprendan a valerse
por sí mismos sin la continua vigilancia de los padres. Por eso se hace
necesario e imprescindible el aprendizaje de ciertas reglas viales que
garanticen su seguridad, algo que nosotros como educadores sociales podemos
realizar. En este sentido, la Fundación Mapfre, con la colaboración de
pedagogos, psicólogos y educadores sociales, ha elaborado un material de
educación vial muy útil para padres y niños de entre tres y cinco años.
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